Las consultas habituales en muchos hospitales y centros sanitarios están suspendidas porque los médicos se dedican casi exclusivamente a echar una mano para frenar el coronavirus y curar a los contagiados. En muchos laboratorios ocurre lo mismo, y se centran en los análisis para detectar a quienes padecen la enfermedad. Los gobiernos y todo tipo de instituciones han derramado un sinfín de fondos para que investiguen sobre una vacuna que redima de la pandemia. Pero la vida sigue. Sigue habiendo enfermos crónicos que necesitan atención, y tampoco se han abandonado los estudios científicos para hallar curas o prevención de las enfermedades más comunes, las que seguirán causando la mayor parte de la muertes cuando este virus sea un mal sueño, como el cáncer. Un laboratorio estadounidense trabaja, y lleva bastante avanzado el estudio, en un análisis de sangre que permitirá la detección de medio centenar de cánceres antes incluso de que se desarrollen. Que paradoja, se alargará la vida de la gente y luego se la dejará morir si llegan a viejos cuando surja una nueva pandemia.
