Opinión

Centralidad

Resulta enternecedor escuchar hablar de “centralidad” a dos expresidentes del Gobierno que se las tuvieron tiesas en sus días de oposición frontal por aquello de mantenerse o asaltar La Moncloa. José María Aznar, en su momento, inició el viaje al centro del PP y le dio buen resultado, luego perdió la brújula de marear y acabó virando al este a toda máquina. Como almirante emérito y padre putativo de todo lo que se mueve del olvidado centro a la extrema derecha –Casado, Rivera y Abascal, todos grumetes a los que en algún momento prohijó-, alguna palabra suya bastaría para que viajarán al centro de la tierra. Casado se convirtió al centrismo –de boquilla- nada más perder la mitad de los diputados, pero ha vuelto a sentirse cómodo con Vox. Felipe González ha buscado tanto el centro que a algunos socialistas les cuesta reconocerle como a uno de los suyos. Mucho pedigrí, mucha prosapia y muchos consejos de aquel que hace que la gente sospeche del PSOE. Y con razón.        

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