Opinión

El príncipe

Uno de los mayores problemas que se están viviendo en la fase de desescalada son las reuniones en las que se saltan las reglas de distanciamiento social y que traen como consecuencia el rebrote de casos de covid-19. De estas actitudes irresponsables no se salvan ni los príncipes, en este caso Joaquín de Bélgica, que la pasada semana viajó desde Bruselas a Córdoba –avión comercial y AVE mediante- para participar en una fiesta con otra veintena de personas, todas las cuáles se encuentran en cuarentena después de que este integrante de la Familia Real belga diera positivo en la enfermedad. Joaquín de Bélgica ha pedido perdón por su actitud y su viaje a España, un desplazamiento que tenía autorizado porque realiza prácticas en una empresa española y se muestra arrepentido y dispuesto a asumir las consecuencias de sus actos. Como hay de por medio una investigación policial, las consecuencias no pueden ser otras que la multa prevista para estos casos. Para él y todos sus compañeros de farra. 

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