Por el momento son muy pocas las que pueden vivir de su afición-deporte-trabajo y las que lo hacen no alcanzan el nivel de sus compañeros de profesión. Las futbolistas cobran muchísimo menos y todavía no se sabe cuán larga puede ser su carrera deportiva. Y ahí radica la diferencia de lo que hacen en los ratos libres que les dejan las concentraciones antes de los partidos o el tiempo que pasan juntos durante una competición. Mientras ellos se divierten con el videojuego de moda, muchas de las de las que juegan en la selección nacional aprovechan para estudiar. Saben que hay más vida más allá del deporte y que han de prepararse ante la eventualidad de que las rentas no sean tan altas como para vivir de ellas, y sobre todo para prevenir el riesgo de convertirse en un juguete roto como tantos futbolistas que han pasado por los estadios. Así que ellas parece que tiene mejor visión de la jugada a largo plazo. Si lo aplican al campo seguro que tendrán buenos resultados.
