La palabra tiene unas connotaciones de posguerra civil pero más modernamente es sinónimo de mercado negro. De usura, de insolidaridad, de búsqueda del beneficio a costa del sacrificio de los más débiles, de especulación. La paranoia desatada por la adquisición de mascarillas que puedan evitar el contagio por el coronavirus ha llevado al desabastecimiento total de todo tipo de mascarillas en las farmacias aunque algunas no sirvan para evitar la infección porque están pensadas para que el portador no pueda infectar al resto. El miedo al contagio ha llevado a algunos estraperlistas a pedir hasta 300 euros por una mascarilla, eso sí de las buenas. Incluso alguno parece que ha puesto en práctica, presuntamente, otra de las prácticas del estraperlo, el asalto de los almacenes parta hacerse con la mercancía y luego ponerla en el mercado a precios excesivos. La novedad con respecto a hace setenta años es que ahora el estraperlo se realiza a través de las páginas web de venta de productos. Pero el mecanismo es el mismo.
