Opinión

Fieles y mudos

Así los quiere el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, a los miembros de su órgano de dirección más ejecutivo, el que lleva la política del día a día y donde se toman las decisiones más perentorias que luego son ratificadas por órganos superiores. Su caso no es único, porque todos los líderes de todos los partidos actúan de la misma forma, los de la nueva y los de la vieja política. Ejemplos de ello hay para dar y tomar. Luego, cuando llegan las crisis, se suele reconocer que en esos órganos no había debate y se aceptaban de forma acrítica las directrices del jefe. Tampoco es infrecuente que esos líderes se queden sin lo que unos llaman los históricos, otros los “pata negra”, otros más la 'vieja guardia'. Albert Rivera se está quedando sin que haya nadie que le cante las cuarenta dentro de su partido. El ultimo en abandonarlo ha sido Francesc de Carrera, fundador del partido, quien hace poco le calificó como un “adolescente caprichoso” y que no entiende que renuncie a su función de partido bisagra. Lo que quiere el poder es que los críticos abandonen la nave. A veces lo heroico es permanecer y ser “pepito grillo”. A veces es imposible aguantar tantos cambios.

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