Los independientes que deciden unir su suerte a la de un partido muestran compromiso y decisión al exponerse al escrutinio público, a ser examinados hasta el último resquicio de su vida y todos los partidos quieren poner un independiente en su lista. Pero hay independientes y otros que lo son pero menos. Los periodistas “sin complejos” que van en puestos de salida, lo mismo que analistas y economistas en listas del PP no puede decirse que fueran independientes porque en sus intervenciones en los medios de comunicación se les veía asomar la patita por debajo de la puerta. Otros periodistas, analistas y economistas hacen lo mismo al sentirse más identificados con otros partidos. Pero no van en las listas y mantienen la duda. Las elecciones al menos tienen la virtualidad de demostrar que la independencia de los independientes estaba orientada siempre hacia el mismo lado. O sea, que no eran independientes antes y lo han demostrado ahora.
