Opinión

La cama

Telepizza ha visto como el Tribunal Supremo le ha cortado las alas en su proyecto de controlar a los repartidores en sus trayectos para repartir sus productos. La empresa había obligado a estos trabajadores, bajo amenaza de despido si no lo hacían, a que pusieran a su disposición el móvil particular con una aplicación instalada con la que estarían localizados en todo momento, con la excusa de que de esa forma se optimizarían los repartos y el cliente podrían saber si la pizza les iba a llegar caliente a su domicilio. Y todo por una compensación mensual máxima de cinco euros, que impuso sin negociación con los trabajadores. El Supremo ha dicho que la empresa tiene otras formas menos invasivas de supervisar la entrega de los encargos y que es una miseria el pago que realiza. En español hay un refrán políticamente muy incorrecto que refleja de forma meridiana las circunstancias que han vivido los “riders” de Telepizza, relacionado con quien paga la cama. 

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