Opinión

Malas influencias

Cada año se realizan montones de ranking de personas influyentes de todos los ámbitos o, incluso, de todos mezclados, y junto a políticos, hombres de empresa, escritores y científicos aparecen deportistas, cantantes y otros integrantes de la farándula, que se supone que son ejemplos a seguir. En el caso de los deportistas se valora mucho su capacidad  de influencia sobre niños y jóvenes que pueden emular sus hazañas y sacrificios, además de sus peinados. Otro tanto pasa con las cantantes, las diosas del pop, cuyas palabras valen su peso en diamantes. Su influencia suele ser negativa cada vez que su nombre aparece ligado a una dieta para bajar peso con consejos perniciosos para la salud. La última aberración científica de una cantante influyente es la de Madonna que al parecer bebe su propia orina al acabar los conciertos como reconstituyente. A nadie se le escapa que ingerir orina -orinoterapia, dicen- es una fuente de infecciones aunque derive de la ingesta de champán del caro.

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