Opinión

Marcas nacionales

Una empresa multinacional y ejemplo de eficacia, como Volkswagen, fue capaz de engañar a sus clientes con las emisiones contaminantes de sus vehículos, algo impropio para la mentalidad alemana, o peor,  para la "marca Alemania" y su solvencia.  Y ahora lo de Londres, más de una veintena de muertos en el incendio de un edificio revestido con un material prohibido e inflamable que lo convirtió en una tea, que ha terminado de dejar herida de muerte la "marca GB". Y no es solo que lo barato acabe saliendo caro en vidas humanas, prestigio o daño para el medio ambiente, lo malo es que la idea de solvencia, calidad, respeto y cumplimiento de las normas que se suponen en unas democracias avanzadas en las que sus dirigentes y sus empresas comparten este ADN ha saltado por los aires. Ambos son ejemplos de que no se puede bajar la guardia en los controles democráticos.

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