No hay mejor sordo que el que no quiere oír y un maestro en aplicar el refrán es el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Que en la conmemoración del centenario del final de la I Guerra Mundial se habla de multilateralismo y de que el nacionalismo es el peor enemigo de la paz mundial, pues él se ausenta de las reuniones del Foro de la Paz porque no comparte el diagnóstico del resto de los principales líderes mundiales y del secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, que alertan de los paralelismos entre la situación actual y el periodo de entreguerras que ya se sabe como término. Mientras el presidente francés, Emmanuel Macron y la canciller alemana, Angela Merkel, se esforzaron por subrayar la unidad y la necesidad de mantener la arquitectura internacional actual Trump y Putin se encontraban de oyentes en el encuentro y no disimulaban su desinterés. No se acuerdan de aquello de que los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla. Y de Trump en el peor de los casos quedan seis años.
