La pregunta es ambigua en cierto modo: “¿Si hubiera una guerra donde está implicado tu país, estarías dispuesto a combatir?”. Si por estar implicado se entiende la participación en una conflagración entre países en los que no hay un mandato internacional tipo Guerra de Iraq es lógico que haya muchas reticencias. Si fuera para repeler una invasión acabaríamos rendido, pero en nuestra defensa debe decirse que somos aliados de nuestros vecinos que son los más peligrosos a estos efectos. Por supuesto no se prevé que esa defensa de la patria incluya un enfrentamiento civil de infausta memoria. Que solo un 21% de los españoles esté dispuesto a defender a su patria les puede parecer poco a la ultraderecha y a los sectores más nacionalistas de la sociedad y ahí le andará que no comiencen una campaña para aumentar nuestra conciencia belicista. Parece que los españoles tienen una aversión genética a la guerra como la tiene los países europeos que han perdido guerras o que las han padecido con mayor intensidad. Y en sentido positivo ese bajo porcentaje puede leerse como una gran confianza en las Fuerzas Armadas y en los profesionales que las integran para defendernos a todos.
