Opinión

Dos pierden y uno empata

Las elecciones de la pandemia celebradas en Galicia y el País Vasco han confirmado las previsiones de las encuestas sobre todo en cuanto a quienes iban a resultar ganadores, Alberto Núñez Feijóo e Íñigo Urkullu, y también han confirmado los vaticinios sobre quienes serían los perdedores, Pablo Casado y Pablo Iglesias. Dicho en términos vulgares, el hostiazo del partido—movimiento-mareas de Pablo Iglesias ha sido de antología, y en una autocrítica bien entendida era para que pusiera su cargo a disposición de la militancia pero sin trucos plebiscitarios como en otras ocasiones. Lo de Pablo Casado al frente del PP también es para nota: su apuesta personal en el País Vasco, Carlos Iturgaiz, ha sido un fiasco monumental y ni tan siquiera ha podido frenar la entrada de Vox en el Parlamento de Vitoria; la victoria de Núñez Feijóo no hace sino meterle presión con su discurso moderado, tan alejado del suyo y del de sus dos principales escuderos, Cayetana y Teodoro. De Pedro Sánchez sin generosidad se puede decir que ha empatado porque no suma más escaños en Galicia, donde el BNG es segunda fuerza política, y ha mejorado en uno en el País Vasco, pero en ambos casos ha tenido un 1,5% más de votos. Hay quien interpreta que no haber ganado más es perder por goleada. 

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