Opinión

PRESIDENTE

El clima de crispación es tan acentuado que los principales líderes políticos de uno y otro lado se han puesto a jugar con conceptos que para los españoles encierran una gran peligrosidad si se manejan con frivolidad y con la intención de crear odio –otro concepto que se banaliza- contra el adversario. En los últimos tiempos se manejan con demasiada alegría términos propios de los años treinta: de ‘guerracivilismo’ como si se hubiera olvidado lo pasado y lo que costó superar aquel periodo; de comunistas y de fascistas como si se quisiera reeditar un enfrentamiento al que la mayor parte de la ciudadanía es ajena; de golpe de Estado como si se animara a los militares a darlo y hubiera que volver a desconfiar de los hombres de armas. Y se habla de un complot contra la monarquía como consecuencia del comportamiento del rey emérito, Juan Carlos I, y en el colmo de la paranoia se apunta que a Pedro Sánchez le gustaría convertirse en el presidente de la III República. Demasié.

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