Ganó el Roland Garros femenino con 17 años y el éxito se le cayó encima. Había nacido una estrella y en un mundo necesitado de heroínas y de grandes del deporte le metieron demasiada presión. Era la sucesora de una estirpe de tenistas y tenía que seguir su estela, rápido, rápido, ya. Y se quebró, que es lo lógico cuando se es joven y se exacerban las expectativas. Luego viene la travesía del desierto, en silencio, con la ansiedad a cuesta y el esfuerzo por salir, la petición de ayuda y la ayuda del entorno familiar y profesional para preservar lo importante, el bienestar. Una vez curada y preparada el éxito se da por añadidura. Paula Badosa ha ganado el “quinto” Grand Slam, el torneo de Indian Wells. Estupendo. Ahora se trata de no recaer, de no tratar de ser más de lo que es. De cuidarse, de cuidarla. Y de que sea fuerte. De que disfrute, y si gana más torneos, pues mejor. Pero con la presión que ella quiera asumir. Sin ansiedad.
