Los ingenieros informáticos están en estos días despistados y haciendo horas extras. Sobre todo el grupo que trabaja en el sector del reconocimiento facial. La proliferación de mascarillas obligatorias, que ocultan algunos de los rasgos característicos de cada persona, ha echado por tierra una parte de su trabajo que es tan de gusto de los regímenes autoritarios y de la de los democráticos que a la postre venden la mercancía de la seguridad por encima de la libertad. Por ese motivo tiene muchísima importancia la decisión de IBM de abandonar el campo del reconocimiento facial y ha pedido a la policía que no lo utilice hasta que no se corrijan los prejuicios que suelen guiar su actuación, porque está en contra de la vigilancia masiva, la caracterización racial y cualquier violación de los derechos y libertades humanos. Olé y olé. Para marear a las empresas que siguen con esa tecnología cada quien puede añadir gafas de sol y una gorra o un sombrero para volver locas a las cámaras.
