Opinión

Rodríguez

Lo dice la abogada Elena Zarraluqui, continuadora de una saga de abogados matrimonialistas que “las demandas de divorcio aumentan tras el verano”, como consecuencia de la convivencia de 24 horas sobre 24 con la pareja, algo que no sucede durante el resto del año. O sea que las vacaciones agosteñas que se preparan como un momento de placer pueden convertirse en un infierno en el que estallan todas las tensiones acumuladas a lo largo del año o de los años, y que lo mismo ocurre tras las vacaciones navideñas. Dice la abogada que se mantiene la idea arraigada de que “a año nuevo o ciclo nuevo, vida nueva”. Quizá haya que recuperar la tradición de la figura del/la “Rodríguez” como forma de salvar la familia tradicional. O al menos para darse una nueva oportunidad. 
 

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