La gran mayoría de las comunidades autónomas están a favor de que se mantenga el cierre perimetral de su territorio durante la Semana Santa. Eso supone que nadie podría entrar en ellas pero tampoco salir. Solo la aldea de los galos que es la Comunidad Autónoma de Madrid, con su presidenta, Isabel Díaz Ayuso a la cabeza, quiere que Madrid sea una “citá aperta” en todos los sentidos. Si Madrid -sigue siendo la comunidad autónoma con más incidencia por cada cien mil habitantes- se queda sola no hay ningún problema. Solo hace falta que las delegaciones del Gobierno de esas regiones establezcan los controles de carreteras pertinentes dedicando a ese objetivo los miembros de la Guardia Civil que dedicarían a la “operación salida”, lo que provocaría atascos disuasorios. Ya hay comunidades que han decidido establecer una cooperación horizontal y restringirán la movilidad entre ellas. Esa es también la actitud.
