Existen muchas maneras de defender una posición política con elementos propios de la dialéctica que es el arte de dialogar, argumentar y discutir para confrontar razonamientos. Resulta sumamente difícil hacerlo cuando uno de los interlocutores parece recién salido de las cavernas. No por las posiciones que mantiene que pueden ser tan respetables -¿o no?- como las de cualquier otra persona pero para defenderlas no es necesario herir ni denigrar. El candidato de Vox al ayuntamiento de Madrid, Javier Ortega Smith, es al parecer seguidor dilecto del misógino Schopenhauer, el de aquello de que la mujer es un animal de cabellos largos e ideas cortas, a las que reconoce el derecho a cortárselo o a dejárselo crecer, pero a nada más. “Una mujer puede decidir sobre su propio cuerpo, puede decidir si se corta el pelo o las uñas, comer más o comer menos, pero no a abortar”. Otra frase que quedara para la historia universal del disparate, no por lo que dice sino por como lo dice.
