Opinión

Soberbia

El expresidente del Gobierno, José María Aznar, ha vuelto a demostrar en su última intervención pública que destaca más por su soberbia que por la humildad, por la arrogancia, la petulancia y la jactancia que por la sencillez y que desde luego carece de la más mínima empatía con quienes, ochenta años después, siguen siendo víctimas de un régimen que fue despiadado, sobre todo en sus primeros momentos, donde las sacas de prisioneros para llevarlos ante el paredón de fusilamiento eran tan frecuentes como ignominiosas. Pero para Aznar que alguien pida que víctimas y verdugos no permanezcan enterados juntos obedece a que no quieren “superar el pasado”. Los dirigentes del PP, con el franquismo, bailan la yenka, unas veces van para adelante y lo condenan en el Congreso y otras van para atrás, como el cangrejo, y demuestran que lo hicieron con la boca pequeña. Con su deseo de dejar las cosas como están no quieren sino perpetuar su condición de vencedores sobre media España. 

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