Opinión

TERCER 23-F

Los 23 de febrero no son un día fácil en la historia de España desde que el ex teniente coronel, Antonio Tejero, decidió ocupar el Congreso de los Diputados con una columna de guardias civiles. De haber triunfado la intentona se habría perdido mucho tiempo en volver a recuperar la democracia, que sin duda a estas alturas estaría vigente. Dos años más tarde, el mismo día, un consejo de ministros del primer gobierno socialista aprobaba la expropiación forzosa del grupo RUMASA. Si lo de Tejero fue un golpe militar, el que asestó Miguel Boyer al imperio de José María Ruiz-Mateos, fue un golpe económico para evitar problemas mayores al sistema financiero español. Han pasado 41 años desde el primer 23-F y este año se han olvidado las conmemoraciones porque había un golpe político en marcha que se ha sustanciado con la defenestración de Pablo Casado que, en el tercer 23-F que pasará a la historia de España, ha entonado el canto del cisne.

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