Opinión

Viejos

La nueva política apenas ha durado cuatro años y de repente los partidos que llegaban para regenerar la vida nacional se han convertido en viejos. Podemos que recogió el guante de la indignación popular por la crisis ya dio síntomas de vejez al convertirse en partido por la estructura que eligió incluso por la nomenclatura como la que se designaba al líder, secretario general, cuando desde la izquierda se prefería ya a los “coordinadores” generales o federales. Y por mucha consulta a los inscritos que hagan para las decisiones importantes algunas formulaciones han sido para echarse a llorar. Y Ciudadanos se ha vuelto estalinista de repente y le ha dado por las purgas, por hacerse trampas en el solitario, pasarse de ofendidos y de liquidar a la oposición interna. Ha aprendido demasiado rápido incluso las malas formas que es lo único que queda últimamente de sus propuestas. La última jugada de ampliar la ejecutiva para reducir el tamaño ya disminuido de los críticos ha sido una maniobra tan burda que nada queda ya de su espíritu primigenio. Como algunos de nuestros amigos han envejecido muy mal, tienen mal genio y dan síntomas de mala salud por no cuidarse.

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