Opinión

La adaptación del DNI

Desde hace 15 años todos los Documentos Nacionales de Identidad que se expiden en España son documentos electrónicos.

El primer DNIe, expedido desde 2006 hasta 2015 incorporaba, a diferencia de los documentos anteriores, un chip en el anverso con información digital y se presentaba por primera vez en una tarjeta de policarbonato con las mismas medidas que una tarjeta de crédito convencional. 

El DNI 3.0 se comenzó a expedir en abril de 2015 y la principal novedad frente a su antecesor es la presencia de un chip dual que permite la conexión de forma inalámbrica a través de la tecnología NFC.

Los avances tecnológicos recogidos en el chip permiten al ciudadano conectarse con la Administración de forma digital, hacer uso de su identidad electrónica, firmar documentos digitalmente y de forma remota. Los certificados de autentificación y la firma electrónica que se almacenan en el DNI-e son independientes del documento en sí, y caducan a los 30 meses de su expedición. Esto significa que podemos disponer de un DNI 3.0 válido, pero con los certificados caducados. En ese caso y también en el de no disponer o no recordar el pin, debemos volver a activarlos de forma presencial en los Puntos de actualización del DNI-e, situados en las Comisarías de Policía Nacional y oficinas de expedición. Estos puntos de actualización del DNI-e son unos terminales similares a un cajero automático que toman nuestra huella dactilar, activan los certificados digitales del chip y nos permiten cambiar o restablecer el PIN secreto. El chip electrónico almacena los datos personales y la fotografía del titular, la imagen digitalizada de su firma manuscrita, el patrón de la impresión dactilar y los certificados electrónicos de autenticación y firma electrónica.

La realidad es que el documento no satisface las necesidades de los ciudadanos y no alcanza las funcionalidades para las que fue creado. Cuando se presentó el DNI 3.0, en mayo de 2015, se informaba que el documento también permitía integrar el Permiso de Conducción y la Tarjeta de la Seguridad Social, algo que 6 años más tarde todavía no es posible. Una fuga de seguridad detectada por una universidad checa hizo que, en 2017, se desactivasen los certificados digitales de, al menos,750.000 documentos. Ello, unido a los problemas técnicos con los que se encuentran los usuarios a la hora de utilizar los certificados digitales como son la necesidad de disponer de un lector compatible con el equipo que se usa o la de instalar los drivers necesarios para el funcionamiento, reducen su uso a aquellos trámites cuya presentación digital es obligatoria y que se sitúa muy lejos de las previsiones iniciales.

Mientras tanto, cientos de ciudadanos se personan a diario en las comisarías de España con la intención de actualizar sus certificados digitales. Muchas veces no pueden hacerlo, debiendo expedir un nuevo documento al encontrarse el chip dañado o los certificados deshabilitados. En este proceso, los agentes de la Policía Nacional y los funcionarios de la Administración General del Estado que se ocupan de esta función hacen lo posible para ayudar a los ciudadanos ante el caos y el desconcierto que genera el uso del DNI electrónico como manera de firmar y de acreditar electrónicamente nuestra identidad.

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