Opinión

Asuntos Internos "out"

Esta semana se cumplían cuatro años desde que estalló la denominada “Operación Zamburiña”. Una macro investigación que pretendía destapar, en la Comisaría de Ourense, una red de policías corruptos a sueldo de traficantes. A los mandos de esta operación, el jefe del VI Grupo de Asuntos Internos, un inspector sin bagaje previo de años de servicio a ras de suelo, en un radio-patrulla, o en un grupo de investigación en donde es condición sine qua non el respeto máximo a los investigados, partiendo siempre de una tesis objetiva, sin influencia de elementos externos u otros prejuicios. Su inexperiencia le llevó a morder el anzuelo de los hermanos gemelos, a no ser riguroso en sus actuaciones y a perjudicar con sus detenciones a cuatro agentes de la comisaría provincial de Ourense, y por ende, a toda la Institución policial. Recientemente, el responsable de esta Unidad se llevaba dos nuevos varapalos judiciales. Por un lado, la absolución, por parte de la Audiencia Provincial, de dos investigados en unas diligencias instruidas por su Grupo, y por otro, lo que es ya un hecho insólito en las relaciones entre Policía y Judicatura, al apartarlo de la investigación sobre la muerte de un agente en 2016. Estas decisiones ponen en tela de juicio los procedimientos de una Unidad necesaria en la corporación, pero cuyas actuaciones deben estar en el marco de la norma y del código de conducta.

En todo este tiempo, a pesar de una minuciosa investigación, la Unidad de Asuntos Internos no ha encontrado ni una sola prueba de enriquecimiento por parte de ningún policía, ni la posesión de un solo gramo de sustancia estupefaciente. Este hecho me llevó a defenderlos interna y públicamente desde el primer momento, ya que el único hecho objetivo son las numerosas intervenciones de drogas exitosas por parte del Grupo de Estupefacientes, las cuales han acabado en juicio y con penas de prisión para los imputados. El mismo celo mostrado por la Unidad de Asuntos Internos para procesar a los compañeros de Estupefacientes es el mismo empleado para encubrir a sus confidentes, los hermanos gemelos, confidentes tal y como se ha demostrado en los contactos mantenidos entre ellos, incluso dos meses antes de las detenciones, además de ocultar parte del anónimo al Juez para encubrirlos, así como numerosas irregularidades demostradas en el Juzgado de Instrucción número Tres que, con buen criterio, ha decidido apartar a Asuntos Internos de la causa.

Las dudosas intervenciones telefónicas, puestas en entredicho en innumerables ocasiones, son la única base sobre la que se sustenta la acusación. En el sumario no figuran las conversaciones íntegras. Aunque el investigador haga uso de una determinada conferencia por considerarla relevante, la defensa tiene derecho a conocer todas las intervenciones para poder justificar ciertos comentarios que, descontextualizados pueden ser delictivos. Esta indefensión, nos conducirá inevitablemente a que no se tengan en cuenta como pruebas de cargo. 

Poco a poco las piezas van encajando. El trabajo de UDEV de la Comisaría de Ourense y la persistencia de la jueza de Instrucción número Tres acabará sentenciando a los verdaderos responsables de lo sucedido. Dos personas, cuyo comportamiento individual no debe desacreditar la profesionalidad de cerca de 200 policías nacionales que se dejan la piel, día a día, para mantener el prestigio de una de las instituciones más valoradas por los españoles. 

Estamos convencidos de que la Audiencia Provincial estimará las pretensiones de la defensa de los policías, absolviendo a los agentes de los delitos que se les imputan. Es de justicia. En la que confiamos y la que necesitamos para vivir en una ciudad, en un país más seguro.

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