Opinión

Comisarías vaciadas

Llevamos tiempo utilizando el término de España Vaciada para referirnos a un momento social que se traduce en pérdida constante de habitantes, que se desplazan de las zonas rurales a las urbanas, del interior a la costa, donde se concentra la mayor parte de la población de este país, con la única excepción de Madrid, que situado en el centro, acapara como nunca capital humano y monetario desde que en 1978 se instauró la democracia.

Ourense capital y provincia, por desgracia, no se escapa a este fenómeno, teniendo uno de los peores resultados demográficos de toda la serie histórica, con una pérdida neta de más de 136.000 habitantes en los últimos cincuenta años, lo que provoca que vea resentidas sus posibilidades de crecimiento en todos los planos, incluso en el policial.

La seguridad es ese valor no tangible con el que cuentan los ciudadanos para desarrollar su actividad diaria. Levantar la persiana de los negocios con seguridad, llevar a nuestros hijos al colegio sin sobresaltos, esperar a que lleguen a casa sin preocupaciones o pasear con tranquilidad en compañía de nuestros mayores, entre otras muchas actividades cotidianas, y que todas ellas estén exentas de ese componente de miedo por algo externo que impida realizarlas dentro de los cauces habituales. Y es ahí donde entra la España vaciada, o mejor dicho las comisarías vaciadas, porque nunca una concentración policial tan grande, donde ese Madrid o esa costa mediterránea han acaparado tanto personal humano como hasta ahora en detrimento de la España provinciana, que solo recibe migajas del Estado central y que se ve muy limitada para hacer frente a un nuevo orden social que se ha configurado después de dos años de pandemia, escenario en el que la calle se ha vuelto más violenta de lo que hubiéramos imaginado. Por ello, la presencia policial en la calle ha de ser mayor que nunca, para evitar la pérdida de esa paz social que tanto ha costado alcanzar. Un ciudadano de una capital de provincia, villa o aldea tiene el mismo derecho a una seguridad integral, con comisarías llenas y adaptadas a la realidad delincuencial del momento, con los medios humanos necesarios para enfrentarse a delitos de violencia de género, robos, lesiones o ciberdelincuencia, y esos radiopatrullas, tan necesarios, tienen que estar bien visibles y a disposición del ciudadano.

Te puede interesar