Opinión

El control de la calle

La autoridad es poseer el derecho a mandar en otras personas, las cuales obedecen no porque se sientan intimidados o coaccionados, sino porque reconocen el derecho que la autoridad tiene a mandarles. Autoridad no es sinónimo de poder, sino de poder legitimado en base a las leyes y al ordenamiento jurídico. A la autoridad se le presuponen unos conocimientos que generan confianza en las órdenes que imparte. La figura del agente de la autoridad la representa un funcionario público con la misión de ejecutar decisiones y mandatos de la autoridad en el ejercicio de sus funciones.

La mayor parte de los servicios policiales que se inician tras la comisión de un indicativo uniformado, por ejemplo del Grupo de Atención al Ciudadano de la Policía Nacional, para atender cualquier circunstancia comunicada por los ciudadanos, se resuelve con presencia policial, sin necesidad de iniciar siquiera la fase documental. Esto es así porque un porcentaje muy amplio de personas atienden a los requerimientos de los agentes de la autoridad. Este porcentaje se reduce notablemente a altas horas de la madrugada, sobre todo cuando el alcohol y las drogas adquieren mayor protagonismo entre los individuos con los que hay que batirse el cobre.

Actuar en grupo también suele proporcionar una mayor liberación, no calibrando en ocasiones, el alcance de ciertos actos. Algunos expertos justifican en la falta de valores de los jóvenes la explicación a la violencia que cada vez irrumpe con mayor fuerza entre las franjas de edad más cortas. Según datos oficiales, se está detectando un incremento progresivo de los menores de 25 años condenados en nuestro país, alcanzado en 2019 los 120.000, de los cuales 25.000 eran menores de edad. Con la vuelta a la normalidad se han detectado más situaciones violentas que antes en ciudades pequeñas eran excepcionales. Lesiones, daños, malos tratos o atentados son los delitos más comunes.

Entre aquellos que no respetan la pacífica convivencia de los demás, desobedecen y llegan incluso a agredir a los agentes de la autoridad no debe existir sensación de impunidad. Hay que legislar para que lesionar a un agente policial en el ejercicio de sus funciones no se sustancie con una simple multa. En lo que va de año, solo en Galicia se han producida unas 200 agresiones a miembros de la Policía Nacional. Si queremos que nuestro país y nuestra comunidad sigan con unos ratios tan bajos de criminalidad debemos respaldar a los que tienen la facultad de protegernos. De lo contrario, más pronto que tarde, habrá zonas en nuestras ciudades de las que ya no tendremos el control.

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