Opinión

Desfibrilación policial

Cada año, alrededor de 70.000 pacientes sufren un infarto agudo de miocardio en nuestro país, de los que aproximadamente un 30% fallecen antes de poder ser atendidos en un hospital.

Las paradas cardíacas extrahospitalarias son un problema de primera magnitud para la salud pública. Así, se estima que cada año se producen en España 25.000 casos, lo que equivale a una media de una parada cardiaca cada 20 minutos, ocasionando cuatro veces más muertes que los accidentes de tráfico.

La experiencia acumulada en estas décadas en las Unidades de Cuidados Intensivos demuestra que la efectividad de la desfibrilación temprana en la recuperación de un ritmo cardíaco eficaz es del 90% cuando es posible efectuar esa maniobra en el primer minuto de evolución de la fibrilación ventricular. Esta efectividad disminuye muy rápidamente, concretamente por cada minuto de retraso se reduce la supervivencia en un 7-10%, de forma que después de 10 minutos las posibilidades de sobrevivir son mínimas.

La Estrategia de Cardiopatía Isquémica establece el marco legal para la implantación y desarrollo de un programa de desfibriladores semiautomáticos en lugares públicos, pero nada dice de los vehículos policiales, ni contempla que el personal que los integra pudiera ser “primer interviniente”, cuando por el especial riesgo que entraña su cometido, unido al menor tiempo de respuesta en sus intervenciones, situado en Ourense entre dos y tres minutos, se configura como un elemento clave en la prevención de este tipo de eventos cardíacos.

Las características generales de los programas de acceso público a la desfibrilación tienen como objetivo el contribuir a acortar los tiempos de respuesta, logrando que el intervalo desde la alerta al número de emergencias y la desfibrilación, sea menor acinco minutos.

En numerosas comunidades internacionales se ha extendido el papel de “primeros intervinientes” a miembros de los cuerpos de policía y bomberos que, en su medio, generalmente son los primeros que acceden al lugar donde se ha producido una parada cardiaca. Estudios realizados sobre el uso de DESA por este personal han mostrado una reducción evidente del tiempo hasta el primer choque y una mejoría consiguiente de la supervivencia.

En las últimas dos semanas se han producido, en nuestra ciudad, cuatro casos de personas desplomadas en la vía pública con motivo de un infarto y policías nacionales se han encargado de realizar las primeras maniobras de reanimación. Contar con un DESA en los vehículos policiales otorgaría mayores posibilidades de supervivencia de los afectados porque cuando la vida está en juego, ningún recurso o esfuerzo debe ser en vano.

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