Opinión

Los héroes de Urquinaona

En el pleno extraordinario del pasado viernes, el alcalde de Ourense expresaba que la población confía mucho más en la Policía Nacional que en la Local. Y no le falta razón a Pérez Jácome, aunque la colaboración entre los distintos cuerpos de seguridad es fundamental para prestar un buen servicio al ciudadano y, en esa misión, tienen responsabilidad todos los miembros que forman parte de la Junta Local de Seguridad. El ciudadano, cuando se enfrenta a un problema, no distingue entre verde o azul, no repara en escudo nacional, autonómico o local, simplemente ve un policía y espera de él lo mejor para resolver su requerimiento.

El porqué de esa alta valoración lo encontramos en intervenciones como las completadas por la UIP durante los últimos días en Cataluña. Los compañeros se enfrentaron a la peor semana de sus carreras profesionales y el indicativo “Raya”, integrantes de la VIII UIP con base en Galicia, puede dar buena cuenta de ello. El viernes, día 18 de octubre, a las 13 horas salieron del hotel. Llegaron al aeropuerto del Prat unos minutos después de las 14 horas. A las 19:30 se dirigieron a Vía Laietana para prestar servicio en las inmediaciones de la Jefatura Superior de Policía de Cataluña. A las 20 horas se posicionaron en la calle Les Jonqueres con la Plaza Urquinaona. A las 20:30 aquello era un campo de batalla. Los radicales, muy bien organizados, actuaban con una violencia desmedida y buscaban acabar con la vida de algún policía. 

Tras más de tres horas aguantando estoicamente el lanzamiento de todo tipo de objetos, sin poder avanzar, y con los medios antidisturbios agotados, algún agente, en una expresión entre supervivencia e impotencia, llegó a recoger una piedra del suelo y lanzarla contra los manifestantes. Es solo un ejemplo de lo que vivieron en un escenario hostil, en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo en el que la UIP estaba en clara inferioridad. Algunos compañeros pudieron esquivar las pedradas, otras las encajaron.

Uno de los miles de adoquines que lanzaron estos terroristas callejeros impactó en la cabeza de uno de los integrantes del equipo “Raya 38”. Lo dejó inconsciente. Otro compañero de los “Raya” recibió el impacto que le fracturó el brazo derecho. Los policías iban cayendo. Cada agresión era un misil directo al corazón de todos los españoles. Finalmente, el jefe de las Unidades de Intervención Policial -responsable de la mayoría de los males que sufre la UIP y que están llevando a la desbandada de agentes expertos que tras muchos años de servicio en las unidades deciden irse a las plantillas- ordenó avanzar y disolver a la turba con la ayuda del camión “botijo” de los Mossos. Ya era tarde. Las barricadas se habían gestado con total impunidad durante horas y ya había agentes caídos.

Esta semana llegaban a Coruña y a Vigo dos Grupos de UIP para reponer fuerzas durante unos días y regresar de nuevo a Cataluña. Los compañeros y la sociedad quisimos darle un caluroso recibimiento a los ya, para siempre, héroes de Urquinaona.

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