Opinión

Polarización + redes

La sociedad se dirige, irremediablemente, hacia una polarización de otro tiempo. Las ideas y los postulados se entienden desde puntos de vista cada vez más divergentes. No existe el término medio. Las cosas son blancas o negras. Las medias tintas son ya una especie en extinción. Encontramos un escenario en donde las discusiones políticas se vuelven más tensas y el radicalismo con el que se expresan los que defienden ideas extremas aflora cada día en muchas tertulias y en conversaciones de pasillo. Vocabulario soez e indigno de algunos representantes públicos, expresiones y gestos impropios de una sociedad que aspira a educar en valores a las futuras generaciones. Comportamientos vergonzosos de personas que no respetan la ley y que se enfrentan a los agentes de la autoridad en el ejercicio de sus funciones. Injurias, calumnias, amenazas e improperios de todo tipo a través de las redes sociales, bajo perfiles anónimos, en muchos casos.

El confinamiento y la nueva realidad en la que se ha instalado el mundo provocan que utilicemos más las redes sociales e internet para relacionarnos, para adquirir artículos, para entretenernos o para trabajar. Este mayor uso de la red trajo consigo un incremento de los delitos tecnológicos, y ya no solo en lo relacionado con las estafas a través de internet, sino también con amenazas, coacciones o delitos contra la intimidad de menores y acoso. Este nuevo escenario en el que hay que sumar el sectarismo de unos cuantos con el empleo irresponsable y abusivo de las redes sociales por parte de otros tantos, nos dibuja un horizonte preocupante en donde las aplicaciones de mensajería instantánea y las distintas redes sociales juegan un papel determinante a la hora de promover unas condiciones sociales que favorezcan el desarrollo igualitario de todas las personas. La delincuencia ha cambiado. Es evidente. Se requieren herramientas materiales y recursos humanos para investigar, todo ello acompañado del respaldo jurídico que permita a la Policía, en el marco de unas diligencias de investigación, obtener de las compañías que dan soporte los datos requeridos para identificar de forma ágil al estafador, al acosador, al que amenaza, al que suplanta o al que falsifica pero sobre todo se necesitan recursos para prevenirlos. Desde las escuelas, desde los domicilios, desde los propios medios de comunicación. Está en nuestros smartphones cambiar el mundo pero sobre todo está en nuestra actitud de tolerancia hacia el discrepante o, simplemente, hacia el que escoge una papeleta diferente a la nuestra.

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