Opinión

Para este viaje no hacían falta alforjas

Con 28 tomos y más de 8.000 folios de actuaciones, la Zamburiña se presentaba en la Audiencia Provincial de Ourense como el juicio más extenso de la historia en nuestra ciudad. 10 abogados en defensa de 13 investigados. Más de 100 testigos. Una causa de enjundia que resultó ser una chapuza mayúscula. Para entender todo hay que ir al origen: un anónimo alertaba de ilícitos que no tenían sustento, todo ello motivado por celos profesionales. Se crearon pruebas falsas para incriminar a otros agentes. Se realizaron consultas en las bases de datos policiales y se imputaron a los investigados sin que los investigadores de organismos centrales aportasen auditoría. Se puso de manifiesto un ficticio tráfico de armas para llamar la atención e impulsar la judicialización del caso. 

La Unidad de Asuntos Internos trabajó sobre conjeturas, sobre indicios sin base sólida. No quiso o no pudo identificar a los autores del anónimo y mordió su anzuelo. Trató de justificar una teoría sin sustento sólido y falló de forma estrepitosa. 

La Audiencia Provincial de Ourense ha puesto de manifiesto que no existía motivación suficiente para vulnerar el secreto de las comunicaciones. Las escuchas telefónicas fueron expulsadas de la causa y el auto de Instrucción declarado nulo. El tribunal cuestionó que no se aportase el anónimo original a la instrucción y que no se hiciesen las indagaciones pertinentes para identificar a los autores, señalando sus motivaciones e investigando la veracidad de los hechos denunciados. 

El daño que se ha causado a la institución policial ha sido notable, aunque ello no debe empañar el buen hacer de la Policía Nacional. El trabajo de la UDEV de la Comisaría provincial de Ourense, en este caso, y del resto de brigadas y grupos en el día a día son buen ejemplo de ello. La decisión de la Audiencia supone un espaldarazo al honor y a la reputación de unos policías que, cinco años después, ven luz al final del túnel. Su único delito fue trabajar a destajo para poner a disposición judicial a aquellos que atentan contra la salud pública. 

La misma Justicia que les puso en el ojo del huracán, hoy les da la razón. Era cuestión de tiempo. En el camino, el deterioro de su salud y de la carrera profesional, algo que no tiene vuelta atrás pero que hoy la Audiencia corrige y amortigua. El futuro se ve más despejado a partir de ahora.

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