Opinión

1918-2020

Fui uno de los que, en el mes de enero, reía; hasta contrastar que no, no estaba ante una noticia “fake”, al leer: después de 10 días de trabajo intensos, el alcalde de Wuhan ha entregado al personal médico del Ejército Popular las llaves del nuevo hospital, para dar respuesta a la alerta sanitaria del coronavirus, con mil camas. Un notición, que se complementaba con la explicación de que la rapidez de los chinos se debía a que eran expertos en imitar y acortar plazos, y en esta ocasión han reproducido la técnica norteamericana, decía la información. Hoy debo afirmar, sin reírme y sin dudar, que se trataba de una verdad convertida en realidad y, además, pronto la emularíamos en España.

¡Así es! Al estar escribiendo estas líneas me entero que un ingeniero industrial de Lodoselo, Sarreaus (Ourense), Juan José Pérez Blanco, es el director operativo del hospital de 1.400 camas en el recinto ferial de Ifema en Madrid, construido de forma exprés por la Comunidad de Madrid en 8 días, para hacer frente a la pandemia. Se trata del hospital más grande de España. Preguntado Juan José sobre la situación de la pandemia, responde: “Esto no ha pasado desde 1918, cuando la gripe española. Es una pandemia a nivel mundial…”. Efectivamente, está confirmado en todas las hemerotecas que la pandemia más mortífera de todos los tiempos fue la mal llamada gripe española –su origen no estaba en España-, con unos 40 millones de personas muertas, una tasa de morbilidad estimada en la mitad de la población mundial y 300 mil muertes en España. Las dos noticias demuestran la capacidad que tenemos en disponer de grandes medios hospitalarios, en caso de una crisis sanitaria. ¿Y la prevención?, cuando el mejor tratamiento es el preventivo, como el que nos ocupa hoy.

Hace dos años, coincidiendo con la referida catástrofe de la humanidad, la pandemia de gripe de 1918, mi colega médico de Tui, Rosendo Bugarín, me envió su libro presentado hacía unas semanas y al que yo no pudiera asistir: “La gripe de 1918 en Tui”. El libro fue prologado por un profesor común a los dos, en la Facultad de Medicina de la USC, José Carro Otero, y también por el presidente del Colegio Médico de Pontevedra, Luis Campos Villarino. Los dos prólogos coinciden en la extrema virulencia de aquella pandemia, las pocas medidas preventivas y curativas para atajarla, salvo el evitar las concentraciones de personas, no escupir en espacios públicos, lavarse la boca y las fosas nasales… y reducir los toques de campana al anuncio, según costumbre, de la entrada en agonía de los enfermos. Realmente el libro narra rigurosamente la perniciosa tragedia vivida en Tui, y la realidad transfronteriza Tui-Portugal; además de la incidencia en territorios periféricos a Tui: A Guarda, Vigo, A Estrada, Ourense… De Ourense, Rosendo Bugarín cuenta que este apartado está tomado de una publicación de David Simón –actual psiquiatra en Ourense- donde se transcribe que “al igual que pasó en otras ciudades, la pandemia produjo en 1918 en Ourense el crecimiento vegetativo de la población más bajo de toda la primera mitad del siglo XX”. Y La Región documentó que la epidemia llegó a límites tremendamente alarmantes… por la falta de recursos asistenciales, tanto humanos como de instalaciones.

Leído el libro, cargado de un gran trabajo documental, con el muy breve extracto que expuse, me vienen a la memoria, en este tiempo de confinamiento, los recuerdos y consejos de mi abuela que, por aquel entonces de 1918, estaba en plena adolescencia y, por contigüidad con Tui, también había vivido la pandemia y sufrido aquella gripe, aunque la superara. La recuerdo -por muchísimas cosas, todas buenísimas-, pero me apenaba cada vez que me contaba la historia de sus bronquiectasias cronificadas; según me hacía saber con inusitada tristeza: “Foi pola gripe mal curada, cando a gripe matara a moita xente, a moitos veciños, á tía… ó señor…, neno; eu salveime ainda que me quedou sempre esta tos que teño cos esgarros que boto…”. Recuerdo ingrato, desgarrador, motivo por el que empezado otoño me abrigaba con camisetas de felpa hasta el verano siguiente y temprano para cama, que no nos cogiera el frío; daba a entender, o así yo lo interpretaba, que frío y gripe formaban un binomio tan inseparable como peligroso. O serían estas medidas… ¿una manera de aislarnos?, ya que en los sesenta aún había mucha gente en los pueblos, con la habitual costumbre de visitarnos los unos a los otros. Siempre me dejó impresionado su referencia a la gripe como enfermedad temible y maldita. 

Estamos en 2020, vivimos otra pandemia, y somos muchos los que nos acordamos de la gripe del 1918, por los libros o porque el abuel@ nos lo contó. También ahora toca hablar y oír de confinamiento, aislamiento, infectados, muertos y, como en 1918, la prevención es la más eficaz de todas las medidas. Y ni que fuera una premonición, ya que si se les ocurre leer el libro presentado hace dos años con motivo del centenario de aquella pandemia, se darán cuenta como la visión, medidas, consecuencias y protagonistas de aquella, coinciden en 2020. Observen, si no, la dedicación literal a mi persona, de su puño y letra, del autor del libro, Rosendo Bugarín: “A mi colega Rosendo Fernández. Este es un libro que trata sobre una enfermedad y un pueblo, pero también sobre unos profesionales ejemplares, abnegados, que cumplieron con su deber, arriesgando sus vidas por salvar las de otros. Tui, 24 de noviembre de 2018. Rosendo Bugarín”. ¿A que lo dicho, sobre los profesionales ejemplares y demás circunstancias del 1918, es totalmente válido para 2020? La historia se repite, España se repite y en la repetición estamos. 

Estimados lectores: el futuro es el producto del pasado y del presente. Si los humanos no somos capaces de aprender del pasado, construyendo un presente diferente, estamos condenados a repetir el pasado. Es imprescindible aprender del pasado, pero el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces, o las que se tercien, en la misma piedra. Pueden leer, no les defraudará, “La gripe de 1918 en Tui”. Sacarán conclusiones y lo ocurrido hace ahora 102 años les trasladará al presente.

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