Opinión

Desde la arena y desde el metro

Cuando algún año, pasado el verano, escribí “Crónica desde la arena”, fue para contarles algún tema o anécdota que, tomando el sol, había escuchado y me causara gracia. Porque lo cierto es que, aunque uno no quiera, se entera de todo lo que se comenta a su alrededor, aun sin necesidad de que los “vecinos” de arena levanten mucho la voz. ¡Claro que hay conversaciones graciosas o que llaman la atención! Las describo como “Cartas areneras”, pues no son pocas las personas que en momentos de relax y distensión, en compañía de conocidos o amigos, hablan de temas banales, domésticos, de la actualidad general o de lo que les afecta en su vida cotidiana.

Pero este año, acabado agosto, estando a punto a darles a conocer la noticia que me parecía graciosamente propicia desde la arena, me pudo más la de viajando en metro o en autobús de la ministra. En esta ocasión no fui yo el oyente, sino la propia ¡ministra de Justicia!, Pilar Llop, que parece se tomó lo del transporte público muy en serio y haciendo uso de este medio, también oyó, y nos espetó para que nos enterásemos todos y dolor de conciencia de los políticos, que: “Todas las conversaciones que oigo evidencian la enorme preocupación que existe entre los ciudadanos por el bloqueo del Consejo General del Poder Judicial”. ¡Y yo, inocente de mí, que creía que la noticia iba ser la utilización del metro y del bus por la ministra! Y sirve este tipo de escuchas –también me valen a mí las de la arena-, para reforzar el argumentario de la ministra, que ya anunció que trasladaría a finales de mes la situación al comisario europeo de Justicia, el cual visitará España. A buen seguro que acompañará al comisario en el transporte público para que se sensibilice de la situación de bloqueo a la Justicia y obre en consecuencia, dado que no se comenta otra cosa (ministra, dixit). Pudiera ser, argumenta Neme, citando a Tito Livio: “El miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son”.

Lo que sí es cierto y contrastable es que si te haces el “sueco” adormilado sobre la arena, aun sin pretenderlo oyes las conversaciones de tus efímeros vecinos. Y en no pocas ocasiones sorprende y llama la atención el tema de conversación. Hace unos años les contaba, a los que tienen la paciencia de leerme, cómo contrastaban dos señoras en posición supina sobre la arena, el saludable acompañamiento de un buen caldo gallego en la comida, en pleno verano y en vacaciones. Y si el caldo ¡antes o después de comer! Alertó mi interés tal conversa. 

La actualidad que llamó mi atención en la arena fue la protagonizada por dos parejas, ya en plena madurez, que discernían –no discrepaban- sobre la inflación, a la que no nombraban como tal; se referían, cada cual a su manera y entender, a que “los productos de alimentación habían encarecido muchísimo y ya no digamos los más de cien kilómetros de desplazamiento en coche hasta la playa”. Recapacité sobre la gestión que los dos hombres hacían del encarecimiento de la gasolina y gasoil, que no le preocupaba tanto a uno de ellos con respecto a la subida de los alimentos, ¿quizás por influencia de las señoras? El relato fue, para compensar la subida de las gasolinas: “Inutilizo el coche para el desplazamiento al trabajo y resto algún otro viaje los meses previos al verano, con lo cual ahorro para viajar ahora; dispongo de ese dinero en la cartera y hago soportable el calor; el que algo quiere algo le cuesta, haciendo menos doloroso el gasto”, argumentaba uno. Una de las señoras responde que esa gestión ahorrativa es como si ella: “Tiempo antes de las vacaciones, no compro lo habitual para cocinar, y lo ahorrado lo gasto en vacaciones…” Al final quedaron los cuatro en común acuerdo de lo costoso para llegar a fin de mes. ¿Se lo comentamos al presidente del Gobierno? Es de lo que toda la gente habla y las cosas de comer preocupan, señora ministra.

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