Opinión

Dejarlo como está. ¿Y el relato?


Con l@s que tuve ocasión y surgió el tema –no fueron poc@s-, sobre el culebrón del mes de agosto, referente a una moción de censura en el Ayuntamiento de Ourense, la división de opiniones sobre su conveniencia o no fue la tónica general, con balance favorable a la idea de que a estas alturas del cotarro mejor dejarlo como está. ¡Ah!, ¿y el relato de los hechos y futuro inmediato? Con septiembre incluido falta un embarazo para alumbrar una nueva corporación con su correspondiente alcalde al frente. A quien Dios se la dé san Pedro se la bendiga. Y, a etas alturas del mandato, si ya desde un principio las formaciones en el consistorio lo que aportaron fue relato, ahora se encuentran inmersas con la “guerra del relato”, como muy bien explica La Región en su titular del 1 de septiembre. Relato de convencimiento a los vecinos para sacudirse toda culpa de encima, con el objetivo de no perder comba cara el 28 de mayo del próximo año. El que más o el que menos sabe que, en política, las cosas primero se hacen y luego se cuentan. ¿Hacer?, poco. ¿Relatar?, mucho.

Lleva la ciudad de Ourense unos cuantos mandatos atípicos, coincidentes con la ausencia de mayorías suficientes que otorguen capacidad para gobernar según la voluntad y buen saber del grupo de gobierno; con mucho que se diga, explique o se pretenda, la cultura de los patos está muy lejos de ser funcional; y no lo comprobamos sólo a nivel municipal…, aunque haya sus excepciones. En un escenario político sin mayorías, como en la ciudad de Ourense, y dada la imposibilidad de configurar una mayoría estable de coalición, ya fuese la explorada entre PP y DO, y las ¿(im)posibles? PP y PSOE, que semejan incompatibilidad de caracteres; o PSOE y DO, que están fuera de toda órbita cercana, el escenario está tan abierto como incierto y difícil –no imposible- para que cualquier formación tenga medianamente garantizado poder gobernar sin cortapisas. Por lo que lo menos malo es dejar como está hoy el Ayuntamiento, ya que entre pitos y flautas una moción de censura sólo serviría para cambiar la cara de mandatario, pero sin margen temporal para revertir la situación operativa. Eso sí, valió la pena, ya que sirvió para darnos cuenta que una cosa es hablar y otra repartir trigo, pues a los socialistas de la ciudad les vino grande la responsabilidad del intento de cambio.

Dicho lo anterior, de aquí hasta el 28 de mayo, sólo nos queda el relato de unos y otros, ya sea el de culpabilizar de la situación, ya sea incidir en listas electorales, programas, dimes y diretes… Pero existen situaciones, que ya forman parte de la precampaña, y son las propiciadas por los partidos tradicionalmente mayoritarios, a los que interesadamente incumbe a ese relato. ¿A ver quién lo transmite más consistente, creíble y se anticipa? Por una parte el PSOE señala como único responsable de la situación al PP, por hacer a Jácome alcalde. Y el PP hurga en la herida del PSOE, pues estando con la matraca de la moción de censura en lo que va de mandato, cuando le llega la oportunidad las divisiones internas dan al traste con la aspiración. ¡Quedó delatado!

Y ¿qué dice mientras tanto el sufridor ciudadano o el meramente espectador que asiste atónito al espectáculo político, que trascienden los límites de la provincia? En primer lugar que de cambiar lo tendrían que acordar antes; aunque desde un principio hubo un partido (PSOE) que en una desproporcionada ambición lo quería todo –Ayuntamiento y Diputación- y no consiguió nada. La ambición partidista rompió el saco. En segundo lugar que el PP lo intentó todo, gobernando en coalición y estando en la oposición, en el intento de colaborar en la mejora de la ciudad. Finalmente, al emerger un nuevo líder político local –Manuel Cabezas- se abrió la posibilidad de cambio y hacer realidad lo que los socialistas anhelaron siempre, pero la división socialista lo impidió; comenzar la jugada y no finalizarla es un fracaso. Y ahora el relato para ganarse la opinión pública.

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