Opinión

El desfibrilador como el extintor

La frase completa es: “El desfibrilador tiene que formar parte del mobiliario, como el extintor”, tal como leí este titular dicho por Josep Brugada, cardiólogo e investigador, y descubridor de síndrome que lleva su nombre. No se trata, con estas palabras y la ocasión, de ofrecerles la biografía de este prestigioso cardiólogo, sino que el encabezamiento de la columna sea lo suficientemente elocuente para ilustrar lo que lleva haciendo la Diputación de Ourense, como Administración pública, durante los últimos años. Al respecto puedo afirmar que hemos avanzado muchísimo, en la instalación de desfibriladores y en los cursos de formación, aportando los conocimientos y las destrezas necesarias, para que cualquier persona pueda realizar la primera atención de la parada cardíaca hasta la llegada de personal cualificado. Y, como todo, cuando se conoce y se maneja, se le pierde el miedo. Por eso, las sociedades científicas Nacionales e Internacionales, hablan de la importancia de que la sociedad esté concienciada y entrenada en el manejo inicial del paro cardíaco.

La Diputación de Ourense, sensible y fiel a estos principios, comenzó ya en el año 2007, en los lugares de más público y concurrencia de trabajadores de la institución; más tarde, ampliando sus objetivos, con la puesta en marcha de un programa de cooperación con los ayuntamientos, bajo la finalidad de adquirir el status de “Provincia cardioprotegida”. Así, la Diputación, en su condición de gobierno provincial que asesora técnica, económica y jurídicamente a los ayuntamientos de la provincia, se planteó ese plan de cooperación con los ayuntamientos para ayudarles en la adquisición de desfibriladores, que se ubicarían en espacios, infraestructuras culturales, piscinas, etc.

Desde entonces hemos visto y contemplado situaciones y escenas en las que el desfibrilador se hizo viral por necesario, salvando vidas. La figura de Eriksen desvanecido sobre el terreno de juego y aplicándole los primeros auxilios hasta su llegada a un centro hospitalario. Hace unas semanas nos impactó a todos la carrera del portero del Cádiz, Ledesma, a través del campo de futbol –no con un balón- con un desfibrilador entre las manos, que lanzó a la grada para que lo aplicasen a un aficionado necesitado. Ya, en los últimos días, supimos que “una patrulla de la Policía Local con desfibrilador fue clave en la reanimación de un peatón de 75 años que sufrió una parada cardiorrespiratoria”.

La Diputación, en la actualidad, ya ostenta en todos los centros de trabajo un Equipo Desa –Equipo de Desfibrilación Semiautomática- y ya se han realizado en lo que va de año 8 cursos organizados por la Diputación en las localizaciones donde se ubican los Equipos. El último en el edificio de Correos en la ciudad que, una vez realizada la formación a personal de Inorde, Área de Benestar y Correos, se instala el equipo. Todo un ejercicio de responsabilidad y haciendo caso al pronunciamiento de Josep Brugada: el desfibrilador tiene que formar parte del mobiliario… También se oferta a los ayuntamientos la posibilidad de formar a su personal. El balance general hasta hoy es de 46 cursos de formación, 242 horas de formación y 486 participantes. Debemos poner a disposición de los referentes de la sociedad –bomberos, policías, maestros, comunidad en general…- la capacitación para que puedan ser utilizados por cualquier persona, ya que en cualquier momento, lugar y a cualquier ciudadano le puede sacudir un accidente en forma de parada cardiorrespiratoria.

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