Opinión

El 22 no es un día cualquiera

No es un día cualquiera el 22 de diciembre de todos los años, para muchos españoles; como tampoco no lo va a ser el próximo 22 de julio. Y me referiré a este último, implorando toque baraka. Ya que ¡a buenas horas mangas verdes!, el oportunismo despierta el cambio de la ley electoral para sortear el bloqueo. Mientras tanto, aburridos por no decir preocupados, que desde el 28 de abril pasó un tiempo de incubación lo suficientemente largo, casi de tres meses, para que alumbrara la primera sesión de investidura a presidente de Gobierno. Septiembre, el mes de los malos… ¿espera? Quosque tandem abutere, Catilina patientia nostra. A este ritmo, con Sánchez de presidente, tiene el mismo significado ser presidente con la condición de “en funciones” con el que pueda cumplir todos los requisitos. Y vaya usted a saber si después del 22 no le gana el “en funciones”. ¡Vamos!, que se debe sentir a gusto el presidente “en funciones”. Aunque en la condición de funciones, ¿de qué?

En este país llamado España, donde la cultura del pacto político aún está a medio entrar en la razón de lo políticamente correcto, quizás debido a los antecedentes funcionales, donde las más sobresalientes decisiones pactistas sirvieron –salvo excepciones- de impedimento para que gobernara la lista más votada, cuando ésta tenía las siglas de una determinada formación -tal como ocurrió con el bipartito de la Xunta en el 2005; o, ya, a nivel más local, en el 2007 en el Ayuntamiento de Ourense-, resulta tremendamente difícil el manejo de los acuerdos previos al pacto. Pongámoslo más comprensible: Si el PP estuviera en estos momentos en el lugar del PSOE… ¿no creen que ya se habrían entendido para relegar al PP? Es la táctica del contragolpe: a favor de, resulta complicado; en contra de, nos entendemos y lo conseguimos. ¡Ah!, precisamente ahora, cuando este presidente “en funciones” se siente bloqueado… apela a una reforma legal, con cambio en la Constitución, para facilitar investiduras. Pero, ¿no era este mismo candidato, entre otros progresistas, los que llamaban al diálogo como terapia curativa pro entendimiento.

Y así andamos, enrocados; en un no acepto pacto, tampoco gobierno de coalición, no regalamos ministerios; pero si quieres estar será a través de un gobierno de cooperación. Que si tampoco quieres cooperación y no me votas la investidura, nuevas elecciones para las que ya hay fecha; eso sí, antes nos vamos de vacaciones y dejamos el asalto al cielo para mejor ocasión. Recordando eso del diálogo como medicina progre curativa. Y de aquel enrabietado “No es no”, ahora solicito “Abstención patriótica”. Nunca a una abstención se le dio tanto valor. Por eso titulo que el lunes 22 de julio no es un día cualquiera, que seis días después se cumplen tres meses desde la celebración de las elecciones, y el país con un gobierno “en funciones” va viento en popa y a toda vela; pero puede haber fumata blanca… ¡o no!

Mientras tanto la ocurrente pregunta es: ¿tan malos e indeseables eran los presupuestos de Rajoy? para estigmatizarlos con aquel “No es no” y, ahora todos tranquilos, hasta el punto de que son las cuentas en las que basa la política económica este presidente “en funciones”. Quizás se diese cuenta, una vez empezado a gestionar eses presupuestos por él demonizados, que no eran tan perniciosos. O que ahora las prioridades ya son otras. Y hasta dirá el autor del “No es no”: llevadme por delante ese cáliz, que es lo mismo que decir no meterme en el apuro tener que confeccionar y sacar adelante nuevas cuentas. Todo está paralizado; sólo el tiempo se mueve a la espera del próximo 22.

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