Opinión

¡Esto empieza bien!

El titular es la respuesta de Pedro Sánchez tras sus primeros contactos con los partidos para lograr su investidura, y negarse Rajoy en primera instancia y no ser invitado después por el rey. Pero… ¿es un buen síntoma ese “Esto empieza bien”? Y digo síntoma, igual que algún profesional de la información, porque síntoma, a diferencia del signo, es una sensación subjetiva y en esta ocasión personalmente interesada; donde, y lo pongo en treintena –tiempo muerto solicitado por el aspirante Sánchez-, es sabido que el refranero popular dice que la etnia gitana no quiere ver a sus hijos con buenos principios; a lo que me responderá usted, amigo lector, si es que aún llegó hasta aquí, que los gitanos lo que no quieren ver con buenos principios son a los hijos de los demás.

Sea cierta o no la leyenda gitana y creíble o no ese síntoma (“Esto empieza bien”), no estamos en tiempo de frivolidades y transmitir lo que a uno le interesa, a sabiendas de que no se lo cree ni el propio aspirante. A no ser que desee cumplir la querencia de “vale más actuar a riesgo de arrepentirse, que arrepentirse de no haber actuado”. Sobre todo cuando se tienen aspiraciones ilimitadas…

La satisfacción, a las primeras de cambio, tras reunión con Coalición Canaria, Nueva Canarias, IU y Compromís, me recuerda el optimismo antropológico de la etapa anterior socialista, también más fruto del subjetivismo y necesidad; de eso que Zapatero entendía como: para no generar incertidumbre en los mercados hay que trasmitir lo que más conviene y lo que quiere oír la gente, no la realidad. Fue como a partir del 2009, cuando era evidente que la economía se hundía, Zapatero le reprochaba al PP, acusándolo de antipatriota, por decir la verdad. “E pasou o que pasou”.

Hoy el lema interesado es “Esto empieza bien”, que tampoco se lo creen ni la mayoría de sus acólitos; con la salvedad de que esto empiece bien para intentar salvar la cabeza del aspirante Sánchez. Por el bien general, ¡no! La aritmética para la investidura no cuadra, las cuentas no salen, los cuentos florecen y la demagogia tiene corto recorrido. Y si, lo que muchos barruntan, es una maniobra dilatoria no sólo para y por la investidura o para forzarla, vaticino que alguien está cavando su fosa política; amén del flaco favor al interés general.

Alargar un mes la investidura, aunque el aspirante Sánchez diga “Esto empieza bien”, el viaje hacia no sabemos qué parte ya origina incertidumbre y un comentario: nunca con tan poco bagaje se puede aspirar a tanto, prescindiendo de la fuerza mayoritaria; amén que no puede contar con el Senado. Pero “Esto empieza bien” para el candidato que no ganó las elecciones y con el peor resultado de quien aspira a la Moncloa en la historia de nuestra democracia; que, además, nunca gestionó un euro público ni ha gobernado una institución… ¡Que Dios nos coja confesados! Y que el dicho gitano sea, por el bien común, que empiecen bien sus hijos, también los de los otros; y no sólo empiece bien sino que acabe. Qué polos nosos lares sabemos que “as cousas non son como empezan… senón como acaban”.

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