Opinión

LA PÉRDIDA DE ACEITE

El mismo día que en páginas locales de un periódico gallego aparece un artículo opinando que: 'El candidato Rosendo Fernández, sobrio, íntegro, diligente, que pierde aceite desde hace unos días?', también leo a continuación a Raúl del Pozo, en otro periódico, y me quedo reflexionando sobre lo que expresa: 'Tampoco se puede escribir algo digno de ser leído desde el buen corazón. No estoy de acuerdo con Kapuscinski en eso de que para ejercer el periodismo hay que ser una buena persona. He conocido a sádicos, lunáticos despiadados que eran a la vez grandes reporteros y columnistas'.


¡Ni que decir!, que existen tantas realidades como puntos de vista, y estos crean el panorama. Aunque para Borges no exista una metáfora original, creo que todo es posible a condición de ser lo suficientemente insensato. Ahora bien, Kapuscinski, que a los 19 años ya se licenció en Historia en la Universidad de Varsovia, de ahí su afán por un periodismo bien documentado, daba a entender que para escribir una página se han de haber leído cien. ¿Buena persona basada en la suficiente documentación?


Aunque el sentido de la medida como prueba de inteligencia debiera tenerse en cuenta en todas las opiniones, ya que hay tantos pareceres como cabezas, lo que me hace saber un juntalíneas y ocupaespacios es que también se puede 'suliveyar' de otra manera, en la que en tal variación improvisadora se puede encontrar el gusto. Los despiadados, por el mero hecho de serlo, pueden ser grandes columnistas, y contar los acontecimientos con la realidad debida y la crudeza a la vez. Y se puede ser buena persona ?al estilo de Kapuszinski- opinando que un candidato pierde aceite, ¡metáfora originalísima!, ya que lo más personal es la simplificación del análisis de las opiniones.


Es por lo que siempre admiré la literatura de Azaña: los españoles hacemos lo razonable, después de haber intentado todo lo demás. Aunque yo ya concebí, ¡tiempo hace!, que la crónica política tiene a veces el dudoso gusto de abonarse a los titulares facilones. Pero hagamos, ¿por qué no?, que los principios de la realidad y los de la imaginación no sean antagónicos?


Camus concebía la política como arte de darse a entender. Si no te entienden, no sirves. Utilizar el sentido común en la explicación de la complejidad es imprescindible para un político. ¿Y si no te entienden?... pues simplificación del análisis de la oraciones y titular facilón. El secreto de aburrir a la gente consiste en decirlo todo; y créanme que nunca hubo tanto cerebro reunido en la Casa Blanca a excepción de cuando Jefferson cenaba sólo.

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