Opinión

Plutarco, Freud y la "nueva política"

Cualquiera dudaría, ¡y no sin razón!, al preguntarse qué tienen que ver estos dos personajes del titular, que son parte de nuestra historia, con el ya habitual mantra político al que algunos apelan como deseo embaucador y salvador: “La nueva política”. Y fíjense que soy de los que especulan, para la ocasión, con esa gloriosa frase de B. Brecht, cuando nos recuerda que la crisis se produce –y no se va, también diría - “cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer”. Porque así discurren las negociaciones para la investidura y gobierno, en nuestra política nacional, tras las elecciones fallidas del 20D y ahora tras las repetidas del 26J. Los electores no han fallado, han votado su opción libremente; aunque la gestión de los resultados por los políticos van manga por hombro… Mientras el líder instalado en el “no, que significa no”, omite que va por la senda de hacer cumplir que no hay dos sin tres; sin atisbar que no se trata de hacer buenas las profecías, sino la de hacer gobernable España, que ya toca. Gobernar es pactar, lo que significa ceder, no negarse. Ni las ideas tras el 20D murieron, ni nuevas formas después del 26J afloraron, a lo que se ve.

¡Pues sí!, observo paralelismo entre los personajes históricos y la “nueva política”. Plutarco sobre Gayo Antonio, en “Vidas Paralelas”, lo describió de esta manera: Fue un hombre sin aptitudes para estar al frente de nada, pero que podía prestar mucha ayuda a quien se valiera de él. Y se le atribuye a Freud la idea de que hay tres profesiones imposibles: Educar, curar y gobernar; todas ellas son tareas cuyo éxito no está completamente en manos de quien las realiza, ya que necesita ineludiblemente una colaboración… No se puede gobernar por decreto.

Aunque el comienzo de negociaciones de esta nueva legislatura se parezca al ocurrido tras el 20D, en resultados y en el discurrir de la gestión de los mismos, a alguno se le supone aprendida la lección a fuerza del correctivo padecido. Y si no se está a la altura que le exige la negociación, su debilidad será pasto para el provecho de otros. Y visto lo visto, vale actualmente la sentencia de Plutarco sobre Gayo Antonio: las aptitudes para liderar el interés general son más bien escasas, por no decir ningunas, por parte de quien tiene la responsabilidad de hacerlo. Si el “no, significa no” estaremos haciéndonos a la idea de nuevas elecciones en noviembre, fruto de la inquina de la dudosa “nueva política” y mejor entendida como de nuevos políticos o políticos nuevos sin aptitudes. Y también en esta ocasión y, como dice Plutarco sobre Gayo, se pueden valer de él. Y es que la realidad se hace con realidades, no con utopías.

Esta misma semana, Carlos Herrera nos ilustraba en su semanal artículo, como en la obstinada proclamación de Mao Tse-Tung al introducir la Revolución Cultural en China, él mismo asumió la iniciativa: llamó a profundizar la Revolución y confió a los Guardias Rojos “acabar con todo lo viejo”. Ya ven, hasta Mao se daba cuenta de la imposibilidad de gobernar sin que lo viejo muriera. Esto valdría para que en el PSOE alguien –los hay y muchos- se den por enterados que, ante los antecedentes del peor de los resultados cosechados, deberían procurar otra cosa que mostrarse dispuestos a colaborar en la gobernabilidad y, ya desde dentro, introducir la regeneración que tanto desean y apelan al referirse a la “nueva política”. Porque, si no es así, todo quedará reducido a la soflama de un “nuevo político”, del que se valdrían de él sus propios y no serviría al interés general. Aguardemos, pues, por las aptitudes del responsable.

Te puede interesar