Opinión

Libia no es país para refugiados

El bombardeo sobre el campo de refugiados de Tayura a quince kilómetros al este de Trípolí en el que fallecieron casi medio centenar de refugiados volvía a poner el foco en la situación en la que viven las personas que tratando de huir de la penosas situaciones de guerra, hambruna o pobreza de sus países se han encontrado en una situación tanto o más penosa en la que sufren latrocinios de toda clase y que ha llegado a sus peores consecuencias al ser objetivo de una de las facciones que luchan por hacerse con el control del país. Desde la muerte de Gadafi, el desconcierto se ha adueñado del país magrebí, y la comunidad internacional solo parece acordarse de la situación por la que atraviesa en la medida en que sirve de tapón para controlar la salida de migrantes hacia la Unión Europea y que nutren el Mar mediterráneo de cadáveres, además de enriquecer a las mafias dedicadas al tráfico de personas.

Según el Gobierno de Unidad de Trípoli -el reconocido provisionalmente por la ONU, aunque no el único-, el ataque fue realizado por las tropas del mariscal Jalifa Hafter, quien comenzó hace tres meses su asedio a la capital libia. Las disputas por el poder en Libia son la muestra palpable de cómo fracasaron las "primaveras árabes" y como las ansias de libertad de un pueblo acabaron en un enfrentamiento civil con origen en causas tribales, religiosas, de control de los recursos económicos. Lo único cierto es que estos hechos no hacen más que evidenciar que Libia no es un país seguro para nadie, pero mucho menos para personas en busca de refugio. 

Las incontables artimañas de la UE para frenar la inmigración por el Mediterráneo se justifican desde los países europeos y sus instituciones en que Libia es un país seguro. De este modo las devoluciones de las pateras interceptadas a sus costas no incumplirían el derecho marítimo, que obliga a cualquier barco que se encuentre a unos náufragos durante su travesía a llevarlos al puerto seguro más cercano, 

Blanquear a Libia, como se blanqueó hace unos años a Turquía a causa de la misma crisis migratoria, no puede ser una opción. Diferentes investigaciones han demostrado a lo largo de estos últimos años que en Libia son las mafias quienes controlan la inmigración. Se ha demostrado también que estas mismas mafias venden a los hombres como esclavos y que casi una de cada dos mujeres ha sido violada antes de subirse a la patera. 

La UE tiene que hacer un ejercicio de honestidad con sus propios valores fundacionales y abordar este asunto de manera que se garantice un trato digno a todas las personas que se acumulan en el norte de África. Y si fuera honesta de verdad, dejaría de considerar a Libia como un país seguro, aunque parece difícil teniendo en cuenta que para la Unión Europea Afganistán también lo es.

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