Opinión

Alemania coloca en situación difícil al BCE

El Tribunal Constitucional Europeo ha colocado en una situación muy complicada al BCE y, también, a la propia Unión Europea y a sus países miembros.
El Alto Tribunal, respondiendo a varias querellas presentadas en el 2015 contra la compra de deuda por parte del banco europeo, por considerarla discriminatoria y lesiva para los intereses de los ciudadanos de la UE, ha determinado que el BCE debe justificar con argumentos más sólidos la compra masiva de deuda, y lo ha hecho con el respaldo de siete de los ocho miembros del alto tribunal europeo. No echa abajo las decisiones del BCE, puesto que  el banco central europeo solo acepta la jurisdicción del Tribunal Justicia Europeo, el TJUE, pero sí afecta al Bundestag. Y sin la contribución del banco central alemán, el BCE queda absolutamente disminuido y condicionado en sus actuaciones. No porque no pueda comprar deuda –anunció hace semanas la compra del 750 mil millones de euros para paliar la crisis actual- sino porque la falta de presencia alemana provocará  las reticencias de los mercados respecto a la compra de deuda.

El varapalo institucional es muy grave, aunque el TC alemán ha dado un margen de tres meses al BCE para que presente un informe que justifique la necesidad de la compra de deuda. Pero ha introducido una cuña muy seria en la credibilidad del futuro del euro. Con un ingrediente añadido:  reabre el debate sobre la prevalencia de  las decisiones de las instituciones europeas sobre las instituciones nacionales, sobre todo de su tribunal de justicia y de su parlamento. Fue uno de los argumentos que utilizó Johnson para conseguir la mayoría para el brexit, y es uno de los puntos que utilizan sistemáticamente los euroescépticos.

Quedan tres meses por delante para conocer la respuesta del BCE, pero hoy por hoy  la compra masiva de deuda por parte del BCE queda maltrecha.  De esa compra de deuda depende en gran parte la supervivencia  económica de varios países de la UE que han quedado muy tocados por la crisis del corona virus, que no solo ha sido sanitaria. Christine Lagarde  se verá obligada a utilizar toda su capacidad de maniobra, sus conocimientos legales y económicos, y sus contactos internacionales, para salvar la situación.

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