Opinión

Boris Johnson no entusiasma

Ha iniciado una gira pro Brexit nada más tomar posesión, y  Boris Johnson ya ha tenido ocasión de comprobar que las reticencias hacia su persona son graves y la credibilidad de sus promesas son puestas en cuestión. Nada que ver con lo ocurrido  hace tres años, cuando encabezaba la marcha pro Brexit que culminó con un éxito en el referéndum, y exponía un paisaje idílico para un Reino Unido  libre de las ataduras con Bruselas. 

En el tiempo transcurridos desde entonces un alto porcentaje de los  británicos que habían votado a favor del Brexit han comprendido que ese escenario era falso, que las consecuencias de abandonar la UE eran muy graves en todos los aspectos, no solo el económico y comercial, que el problema resuelto de Irlanda podía envenenarse, que los millones de británicos que han hecho su vida en países europeos tendrán que abandonar  los derechos de los que disfrutan, y que los millones de comunitarios que viven en el Reino Unido, con  importante papel en la sociedad británica, en muchos casos tendrán que abandonar el país. 

A todo ello se suma  la convulsión política que sufre el Reino Unido,  con los partidos conservador y laborista profundamente dañados, dos primeros ministros caídos por culpa del Brexit,  y la devaluación del papel del Reino Unido en el plano internacional. No es, ni de lejos, lo que era. Ni en Europa ni tampoco sigue siendo un  socio fundamental para Estados Unidos. 

Todo eso se advierte en la gira que ha iniciado Johnson a lo largo y ancho del Reino Unido para explicar su proyecto gubernativo y, sobre todo y casi en exclusividad, la bondad de su empeño en abandonar la UE el 31 de octubre aunque sea sin acuerdo con Bruselas.  Inició la gira con mucho ánimo tras contratar al “mago” de la estrategia de comunicación que le hizo ganar el referéndum,  pero la realidad es que no recibe muestras de entusiasmo sino todo lo contrario. 

Coincide su gira con una bajada brutal de la libra y con la llegada al gobierno de un informe de  Bruselas en el que advierten que si se produce el Brexit duro las consecuencias serán muy graves en el plano comercial y en el de las inversiones. No es cierto, como asegura Johnson, que la UE dará un trato especial a su antiguo socio, sino que será idéntico al  que reciben los “terceros países”, los países  que no pertenecen a la UE, sin  los privilegios de los que alardea Johnson.

El nuevo primer ministro está convencido de que repetirá el éxito del referéndum, pero su primera gira demuestra que el escepticismo es hoy lo que mejor califica el estado de ánimo de la mayoría de los británicos ante un Brexit sin acuerdo.

Te puede interesar