Opinión

EEUU: semana de alto riesgo

Falta exactamente una semana para que Joe Biden tome posesión y estos siete días pueden convertirse en los más convulsos del año, pues Donald Trump y sus seguidores no se resignan a que el todavía presidente finalice su mandato. Trump sigue firmando decretos, ha estado a punto de firmar incluso su propio indulto aunque el equipo legal de la Casa Blanca le advirtió que no era legal y, para dejar su impronta hasta el último día, ha incluido nuevamente a Cuba en la lista de países que promueven el terrorismo, lista de la que Obama había apartado a Cuba cinco años antes.

Mientras los demócratas ponen las bases para un nuevo impeachment de Trump con la intención de acabar con su carrera política, los grupos radicales que todavía apoyan a Trump –su fuerza está en que un alto porcentaje de votantes sigue pensando que Biden le ha “robado” la presidencia- preparan toda una serie de actuaciones que han hecho saltar las alarmas de las agencias de seguridad..

Los grupos que promovieron el asalto al Capitolio impulsador por Trump –nadie duda de ese impulso, no hay más que escuchar el discurso con el que los alentó- preparan acciones similares durante los cuatro días previos a la toma de posesión de Biden el día 20, precisamente ante la escalinata del Capitolio y su gran explanada. La intención de esos grupos es asaltar los diferentes parlamentos estatales para culminar sus protestas tratando de boicotear por último la jura de Biden.

Las policías estatales y federales preparan por tanto una gran movilización de efectivos para impedir las acciones violentas de los grupos radicales trumpistas. Grupos que han advertido que acudirán con sus armas para tratar de alcanzar sus objetivos.

Si el asalto al Capitolio ha dejado al pueblo americano conmocionado, y en gran parte avergonzado por la actitud de su presidente, que podría haberlo impedido en lugar de promoverlo, que sus grupos de apoyo preparen asaltos a sedes parlamentarias durante los últimos días de mandato de Trump, y pretendan impedir la toma de posesión de Joe Biden, provoca escándalo.

La jura de un nuevo presidente ha sido siempre una gran fiesta nacional que culminaba en Washington con media docena de bailes a los que acudía la nueva pareja presidencial, que remataban con su primera noche en la Casa Blanca. En esta ocasión, ni estará el presidente saliente –será la primera vez- ni la toma de posesión tendrá las características habituales de una gran celebración.

Trump no se puede despedir del cargo con peores maneras.

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