Opinión

Francia se enfrenta a Italia


Francia ha hecho con el barco de rescate humanitario Ocean Viking, lo mismo que hizo España con el Aquarius, ofrecer un puerto seguro al barco de la ONG Sos Meditéranée, con 247 migrantes a bordo después de que las autoridades italianas hayan rechazado que desembarcaran en un puerto trasalpino. La consecuencia es que las relaciones entre ambos países han entrado en una época de turbulencias en la que Francia acusa a Italia de falta de humanidad, mientras el Gobierno de Giorgina Meloni insiste en que Italia no tiene por qué asumir todos los migrantes rescatados en el Mediterráneo y exige la colaboración de otros países. 

La inmigración irregular fue uno de los asuntos esenciales en la campaña electoral italiana y tras la llegada al Quirinale, la ultraderecha ha actuado según había predicho con respecto a los rescatados en el mar, impidiendo su desembarco, aunque ha aceptado que bajaran a tierra algunos afectados por enfermedades, mientras el resto eran enviados de nuevo a aguas internacionales. Se repetían así los hechos de hace unos años con Salvini al frente del Ministerio del Interior, por los que ha sido enjuiciado. Francia ha aceptado al barco humanitario en el puerto de Tolon “a título excepcional”, lo que supone que los conflictos entre ambos países y el resto de socios comunitarios se van a producir continuamente a no ser que se encuentre una nueva solución de compromiso que salvaguarde los derechos de los migrantes rescatados. 

De nada ha servido que el presidente francés fuera el primer mandatario europeo en entrevistarse con Giorgina Meloni, porque el control de la migración va a enturbiar las relaciones entre ambos países más allá de este asunto, aunque las primeras consecuencias van en esta dirección: Macron ha decidido cerrar la puerta a la acogida de unos 3.500 migrantes que se encontraban en Italia y ha pedido a Alemania que haga lo mismo. Porque al Gobierno francés la decisión de acoger al Ocean Viking también le causa problemas en el orden interno con la presión de la ultraderecha de Reagrupament National que le recrimina que no quiera poner fin a la migración “masiva y anárquica”, justo cuando se está negociando una nueva ley de inmigración. 

El Gobierno italiano no solamente ha comprometido al francés al negarse a acoger a los migrantes que se encontraban más cerca de su territorio, sino que vuelve a situar el problema migratorio en el centro de la agenda de la Unión Europea, que tiene que volver a repensar un sistema de acogida en el que la solidaridad de todos los países europeos sea el principal componente para que los migrantes rescatados encuentren puertos seguros en la frontera sur. 

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