Opinión

La blanca greta

Este viernes millones de jóvenes de todo el mundo salieron a las calles a reclamar el futuro de su planeta en la que probablemente haya sido la huelga por el clima más multitudinaria de la historia impulsados por la joven Greta Thunberg, la fundadora del movimiento internacional Fridays For Future y azote de todos los políticos desde que hace cerca de un año hablase por primera vez en la COP24 de Katowice.

Allí ya reconoció, como hiciera de nuevo esta semana en la apertura de la Cumbre del Clima de la ONU, que los políticos, con sus mentiras y escasas medidas en favor de un planeta más sostenible, le han robado la infancia. Ver a una niña de 16 años plantar cara a los dirigentes mundiales sin despeinarse emocionó al mundo y despertó a una generación. Que los adolescentes sean ahora conocidos como "Generación Greta" es un más que merecido reconocimiento, pues con su impulso inspiró a millones de jóvenes que no están dispuestos a ver cómo el planeta que van a heredar desaparece por la irresponsabilidad de sus adultos. 

Como suele ocurrir, cuando alguien irrumpe en el panorama político y social con tanta determinación sus detractores tardan apenas segundos en aparecer. El más sonado ha sido Trump, que esta semana, como si tuviese poco con la que se le puede venir encima por el asunto ucraniano, ha sacado tiempo para ironizar sobre Greta y referirse a ella como "una chica muy feliz que espera un futuro brillante y maravilloso. ¡Tan agradable de ver!". 

La activista sueca se ha enfrentado en este año en la vida pública a quienes critican, entre otras banalidades, que sea blanca y europea, como si por esto su lucha, sobre todo para algunos sectores de la izquierda más rancia, estuviera menos legitimada que la de otras jóvenes que se han enfrentado a diferentes poderes en países árabes o africanos. 

Greta no ha nacido negra, ni afrodescendiente, y por supuesto tampoco pobre. No se ha enfrentado al ejército israelí como la palestina Ahed Tamini, ni ha luchado por los derechos civiles en Pakistán como Malala Yousafzai. Quizá Greta sea menos exótica como líder revolucionaria, pero ha despertado al mundo y, si en esta nueva Cumbre del Clima los mandatarios se ponen por fin las pilas en este asunto será, sin ninguna duda, gracias al huracán que destacó una niña que se manifestaba cada viernes con su chubasquero amarillo frente al parlamento sueco.   

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