Opinión

Más covid igual a más inestabilidad

Cuando a finales del año pasado China alertó de sus primeros contagios y muertes por covid-19, en Europa se pensaba que aquellos sucesos estaban lejos y aislados, como si no se fuera conocedores de los efectos de la globalización. Llegaron tarde los gobiernos occidentales a la toma de medidas y se han pagado las consecuencias con víctimas mortales que quizás, muchas de ellas, se podrían haber evitado. Si ya costaba comprender la lentitud en Europa, ni qué decir tiene que las reacciones y decisiones de los países latinoamericanos han puesto mucho más difícil aún entender su reacción. 
Ha habido una serie de factores clave que han contribuido a convertirlos en el epicentro mundial de la pandemia entre los que se encuentran confinamientos a destiempo y desconfinamientos mal gestionados, casos importados de nacionales que vivían en Europa y ante el temor al virus decidieron regresar a sus países de origen llevando consigo la infección, grandes carencias en los sistemas de salud o economías precarias que obligan a las personas a saltarse las restricciones para seguir trabajando en la economía informal y generar así ingresos, pues los gobiernos no tienen una estructura capaz de sostener a sus ciudadanos en estos momentos, como sí ha ocurrido en otras partes del mundo, con sus luces y sombras. 

Solo por poner algunos ejemplos, Brasil acaba de rebasar el umbral de los dos millones de contagiados y suma más de 70.000 muertos; México es el cuarto país del mundo en número de muertes; el presidente de Colombia, Iván Duque, considera que por las condiciones del país el confinamiento no es sostenible y acepta las consecuencias traducidas en pérdidas de vidas que eso pueda suponer. En total, más de tres millones de personas infectadas y cerca de 150.000 muertos cuando todavía, según los expertos, no se ha alcanzado el pico de la famosa curva.

Los problemas en Latinoamérica ya existían y venían agudizándose durante todo 2019 a lo largo y ancho de una región que parece destinada a no dejar nunca de ser convulsa y lo cierto es que el coronavirus no ha hecho más que seguir profundizando en sus problemas. Además, el perfil del paciente de riesgo dista mucho al que se ha dado en Europa. Según un estudio de la Fundación Alternativas sobre las consecuencias en esos países, los contagiados latinoamericanos son "personas trabajadoras de clases bajas, jóvenes que tienen que usar el transporte público, que no pueden hacer las cuarentenas y que están sometidos a tumultos". 

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe estima que el PIB de la región se contraerá un 9,1 por ciento en 2020, lo que disparará la tasa de paro hasta el 13,5 por ciento en el continente y supondrá la peor caída desde que se tienen registros. Los países más afectados serán Venezuela, Perú, Argentina, Brasil, México y El Salvador. Un caldo de cultivo perfecto para seguir alimentar una inestabilidad histórica con consecuencias imprevisibles. 

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