La oposición de Venezuela, singularmente la representada por la MUD, la Mesa de Unidad Democrática, ha sufrido un serio revés con la decisión del Consejo Nacional Electoral de fijar el referéndum “revocatorio” de Nicolás Maduro a mediados del primer trimestre de 2017, lo que impide que el actual presidente pueda ser desplazado de su cargo.
Para que ello fuera así el revocatorio tendrá que celebrarse antes de que finalizara el 2016, para convocar nuevas elecciones en el caso de que el referéndum fuera contrario a Maduro, como es seguro que va a suceder. Si se celebra en el 2017 como ha dicho el CNE, no habría elecciones y el presidente sería sustituido por el vicepresidente… que es lo mismo que decir que Maduro gobernaría en la sombra.
Maduro, un dictador que ha llevado a Venezuela a las cotas más altas de miseria y de falta de libertad, sin embargo sabe cómo manejar los hilos del poder. Cuando la oposición se hizo con la mayoría cualificada en el Parlamento, tomó dos decisiones que hoy se revelan básicas para su continuidad: remodelar el Tribunal Supremo para convertirlo en un órgano chavista, y remodelar el CNE para convertirlo en una institución chavista, que cumplirían sus instrucciones a rajatabla.
El TS ha echado abajo todas las decisiones aprobadas por el Parlamento que eran negativas para Maduro, y el CNE acaba de bloquear el revocatorio en el que la oposición, y un muy alto porcentaje de ciudadanos hoy definitivamente desencantados con Maduro, había puesto sus esperanzas. La MUD sin embargo no se rinde y espera encontrar una fórmula legal que le permita adelantar la fecha hoy impuesta por el CNE.
Un CNE que además ha puesto trabas casi insuperables para que los venezolanos puedan inscribirse para participar en el referéndum: solo tres días para conseguir los 2 millones de inscritos necesarios, un horario muy corto y pocos medios técnicos y de personal para proceder a la inscripción, lo que significa horas de cola para quienes pretendan participar en el revocatorio, con pocas posibilidades de hacerlo con esas condiciones.
La oposición a Maduro es sólida y con dirigentes unidos para luchar legalmente contra la dictadura chavista. Pero precisamente por sufrir una dictadura, esa oposición encuentra enfrente muros insalvables. O prácticamente insalvables.
