Opinión

Regreso a casa

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump tiene varios proyectos para enviar de regreso a su casa los migrantes ilegales o a cualquiera que no sea blanco anglosajón y protestante, a aquellos que tengan una raza distinta o profesen una religión distinta al cristianismo, incluso aunque su casa sean los propios Estados Unidos donde nacieron o donde están naturalizados ciudadanos del país desde hace años. Porque lo que hace más deleznables las críticas y las acusaciones de Trump es que están dirigidas solo y exclusivamente a descendientes de personas que no son blancas.

Trump ha decidido ir más allá de las redadas que ha ordenado a los servicios de inmigración, para tratar de expulsar a quienes difieren de sus propuestas ideológicas aunque sean representantes de los ciudadanos elegidos democráticamente y con asiento en el Capitolio. Las víctimas de su último desbarre “supremacista, racista e intolerante” han sido Ashida Tlaib, nacida en Detroit de padres palestinos; Alexandria Ocasio-Cortez, natural de Nueva York e hija de madre portorriqueña; Ayanna Pressley, de Cincinati y de raza negra, e Ilhan Omar, nacida en Somalia y tras entrar en EE UU como refugiada logró la ciudadanía en 2000. Las cuatro accedieron por primera vez a la Cámara de Representantes por primera vez el pasado mes de noviembre y desde entonces se han convertido en furibundas críticas de Donald Trump, pero también de los miembros demasiado centristas del Partido Demócrata.

Según el presidente estadounidense: “Esta gente odia a nuestro país. Si quieren comprobarlo sólo tienen que consultar una lista de las declaraciones que han hecho recientemente”. Y por ese motivo les pidió que regresaran a sus países a los que calificó como los más corruptos e ineptos del mundo para que vayan allí a arreglarlos y luego vuelvan. No es que a Tump le traicionara el subconsciente, es que ha dado una muestra más de ignorancia sobre lo que habla, o quizá porque su xenofobia no le deja ver la realidad mestiza de Estados Unidos.

Las críticas de Trump hacia las cuatro mujeres han llevado a la presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, a poner en marcha un proceso de reprobación de Trump que obligará a los congresistas republicanos a manifestar sus posiciones. Algo que han evitado hasta el momento en su gran mayoría.

Las cuatro representantes han pedido a sus compañeros de partido que abran un proceso de “impeachment” y porque consideran que ya es el momento “de pasar a la acción” . Porque Trump, que ha tenido ocasión de pedir disculpas por sus palabras no solo no lo ha hecho sino que insistió en que son ellas las que muestran comportamientos de odio racista.

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