Opinión

La respuesta de Lukashenko a Bruselas

El presidente bielorruso, Nicolas Lukashenko, lleva tiempo amenazando a Bruselas con represalias por las políticas de la Unión Europa hacia su país: la UE no reconoció el resultado de las elecciones de hace más de un año, que consideró fraudulentas, y para intentar que Lukashenko entrara en razón y no tomara represalias contra aquellos que se encuentran en la oposición y denuncian sus desmanes sistemáticos, Bruselas ha tomado medidas sancionadoras, entre ella prohibir a las compañías aéreas bielorrusas cruzar su espacio aéreo y aterrizar en sus aeropuertos a no ser en situaciones de emergencia.

La respuesta de Lukashenko no se ha hecho esperar, ya había anunciado que tomaría represalias. Desde hace semanas ha iniciado un movimiento para facilitar la entrada de inmigrantes y refugiados de Oriente Medio, a los que facilita también el traslado hasta la frontera polaca para que, una vez cruzada, puedan entrar en el país de la Unión Europea que consideren conveniente. Resultado: en la frontera terrestre de Bielorrusia con Polonia se agolpan miles de refugiados, muchos de ellos procedentes del Kurdistán iraquí, y también se ha facilitado el traslado a Lituania y Letonia a quienes llegaban al aeropuerto de Minsk.

Tanto la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Van der Layen, como el Alto Comisionado para Política Exterior, Josep Borrell, han advertido al Gobierno bielorruso que la UE se plantea sancionar a las compañías aéreas de terceros países que colaboren en esa operación que consideran ilegal, porque fomenta la entrada irregular de refugiados e inmigrantes en territorio europeo. Lukashenko sin embargo no se inmuta y mantiene una especia de puente aéreo con compañías asiáticas que han visto incrementadas sus autorizaciones para operar en el aeropuerto de Minsk.

Bruselas insiste en que no solo no levantará las sanciones contra Bielorrusia sino que estudia ampliarlas… lo que podría provocar a su vez que la respuesta de Lukashenko fuera ampliar la entrada a un número mayor de refugiados, provocando un problema humanitario aún mas grave del que ya se vive en la frontera polaco.

Un tira y afloja en el que, hoy por hoy, no se sabe quién va a ceder antes. Lo que sí se sabe es quiénes van a perder: los refugiados.

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