Opinión

¿Se encauza Venezuela?

Una vez más Noruega se confirma como país experto en negociaciones internacionales, tanto de conflictos entre países como entre fuerzas de un mismo país, incluidas cuestiones relacionadas con el terrorismo. A la mediación de las entidades noruegas relacionadas con este tipo de trabajo negociador acudieron los partidarios de Maduro y Guaidó hace unas semanas, y todo apunta a que se han producido los avances necesarios para afrontar una nueva etapa.

Será la semana próxima en Barbados, y asistirán a la reunión enviados chavistas así como miembros del equipo de Guaidó, que había dado orden de levantarse de la mesa de Oslo cuando se tuvo información de la muerte del capitán de navío Rafael Acosta, que falleció por torturas y golpes cuando se encontraba detenido por la policía militar. Guaidó sin embargo ha autorizado la asistencia al encuentro de Barbados, precisamente porque tiene la convicción de que lo que él considera asesinato de Acosta obliga a hacer un esfuerzo aún más intenso que los realizados hasta ahora. Por otra parte, en las reuniones previas se han llegado a una serie de acuerdos que indican que la situación en Venezuela puede empezar a cambiar a raíz de los pactos que se están alcanzando.

Entre ellos, el más importante, la celebración de unas elecciones legislativas de la que saldría una nueva Asamblea Nacional que sustituiría a la elegida hace dos años, que Maduro no reconoce y ha designado otra “constitucional” que planta cara a la elegida democráticamente. A continuación de esas legislativas se celebrarán unas elecciones presidenciales que llevarían al relevo de Nicolás Maduro.

Ese relevo se da por hecho por varias razones. La principal, que el escrutinio será controlado por observadores internacionales que garantizarán la limpieza del proceso y, segundo, porque el propio Putin, así se ha hecho llegar a Oslo y a Caracas, da a Maduro por amortizado. Situación que comparte Cuba, a la que ya no conviene el apoyo incondicional que prestaba hasta ahora al chavismo.

Se abre por tanto una ventana a la esperanza. Se han vivido varias en ocasiones anteriores, pero ahora la sensación generalizada es que las negociaciones de Noruega están conduciendo a una solución aceptada por todas las partes.

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