También el Pentágono cree que Rusia se prepara para una gran operación de ataque a Ucrania, Putin no puede permitirse perder esta guerra, que no es un paseo militar como esperaba, y además provoca un descontento e indignación creciente del pueblo ruso hacia su presidente, por la falsedad de los argumentos con las que intentó justificarla y, sobre todo, porque ha obligado a incorporarse al frente a docenas de miles de jóvenes y de reservistas sin preparación y que han sufrido miles de bajas mortales.
El presidente ucraniano, que ha conseguido su primer objetivo de que varios países occidentales le suministraran los carros de combate que había solicitado, pide aviones de combate diciendo que son necesarios para garantizar que esos tanque no sean destruidos por los rusos. El ejército del aire ruso tiene un déficit importante de aviones, no podría enfrentarse a los sofisticados F-16, pero el problema para Zelenski es que no todos los países de la OTAN están dispuestos a ofrecerle aviones. Estados Unidos ha dicho tajantemente que no, Alemania tampoco, Francia no lo descarta, el Reino Unido duda y Países Bajos estaría dispuesto a enviar algunos siempre que se le garantizara que no actuarían en cielo ruso, no quiere hacerse responsable de que combates aéreos puedan provocar bajas entre civiles rusos.
En el fondo, en estos países reticentes subyace el temor a que el envío de aviones provoque una reacción desmesurada en Putin, que todos quieren evitar.
La guerra, que se inició hace un año, se prolonga mucho más de lo que se esperaban y ha entrado en una dinámica en la que no se ve un vencedor claro. Las simpatías de Occidente están con Ucrania, pero no quieren precipitarse en sus decisiones de ayuda a Zelenski: Putin es mal enemigo.
